La nave espacial Juno ha confirmado la existencia de algo que lleva intrigando a los científicos desde hace varias décadas: grandes olas de varios kilómetros de altura sobre la superficie de Júpiter.
De hecho, grandes estructuras de aire en movimiento fueron detectadas por primera vez por las misiones Voyager de la NASA durante sus vuelos al planeta en 1979.
Llamadas "trenes de olas atmosféricas", estas impresionantes estructuras de aire en circulación que suceden en crestas y valles a medida que progresan por el planeta en dirección este-oeste.
Con una conclusión inmejorable a la que tenían las sondas Voyager, la JunoCam ha conseguido analizar las olas individualmente, facilitando una valiosa información sobre la dinámica y estructura de la atmósfera joviana.
Mientras el tiempo que estuvieron observando, los investigadores llegaron a observar una ola que llegaba los 10 km de altura, apenas un poco menos que la altitud de los vuelos comerciales en la Tierra.
Sin embargo es acelerado decirlo y las olas están aún siendo estudiadas, los investigadores razonan que la mayoría de ellas son ondas gravitacionales atmosféricas. Se trata de ondulaciones ascendentes y descendentes que se crean en la atmósfera por arriba de algo que para el flujo de aire, como una corriente ascendente o una alteración no detectada por JunoCam.

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