Para que este experimento fuera concluido, los científicos crearon una cinta andadora aérea, donde utilizaron dos imanes opuestos para que estos no se atrajeran, deteniéndolos en el aire. A partir de ahí colocaron una placa de hierro al tórax de un centenar de abejorros de tres colmenas y con un tercer imán de neodimio, manteniendo en aire los abejorros.
Esto permitió diferenciar dos grupos, tras haberlos echado a volar: el primero sometido a insecticidas (neonicotinoides) y el segundo que no lo había sido. Según los resultados, se pudo observar que hubo cambios notables en cuanto la velocidad, el primer grupo expuesto inició un vuelo rápido que más tarde, reducía el rendimiento hasta dejar de volar, en cambio, el segundo grupo volaban un 25% más rápido, lo que puede significar que esto fuera la causa del vuelo de los abejorros. Aunque algunos estudios, explican que podría haber sido por los insecticidas que causa que los abejorros estén hiperactivos o incluso por la temperatura del tórax que desciende 2º.
Por esto, presentan varias opciones para disminuir este problema de la mejor forma posible, es decir, reduciendo las distancias de los vuelos, de tal manera que disminuya así la recolección.
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