Para llevar a cabo este experimento se han invertido 82 millones de euros en cinco aerogeneradores, dos depósitos de agua, cuatro turbinas hidráulicas y una central de bombeo (almacena energía renovable).
Al depender de dos tipos de energía, cuando el viento era escaso podían aprovechar la energía del salto de agua de un embalse a otro.
Este experimento ha llegado a oídos de gente de la talla de Barack Obama, el cuál ha declarado admiración ante este hecho debido a que él pretendía reducir la emisión de gases de efecto invernadero en Estados Unidos.

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