Las ventajas de éste método frente a la mastectomía son, por ejemplo, la rapidez, ya que es una operación que dura unos 15 minutos y no deja cicatriz, solo requiere anestesia local, el menor grado de agresividad y la facilidad de las pacientes para sobrellevar el tratamiento. Aunque, después de aplicarlo, se tiene que continuar con la quimioterapia o la radioterapia.
Después de que la lidocaína usada como anestesia local haya hecho efecto, el radiólogo inyectará una solución salina al rededor del tumor. A continuación, se introduce nitrógeno líquido en el tumor mediante una sonda. El nitrógeno (a una temperatura de unos -200ºC) rodea la masa tumorosa y la congela, poniendo fin así a la intervención. Las células muertas se reabsorben de forma natural por el cuerpo, por lo que no es necesaria una segunda sesión.
Esta práctica ya está autorizada para tumores mamarios en países como Estados Unidos, México, Japón y varios países europeos; pero, además, se está investigando su posible eficacia en otro tipo de tumores como los pulmonares. Si de las pruebas clínicas que están llevándose a cabo se obtienen unos resultados positivos, sería una gran noticia ya que el cáncer de pulmón es la enfermedad cancerosa más mortal en Estados Unidos.
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